¿Cómo elegir un plato de ducha?

Elegir un plato de ducha es más complicado de lo que a simple vista pueda parecer. Es necesario que sea funcional y estético y, además, se debe adaptar perfectamente al espacio disponible. Afortunadamente, en el mercado existen infinidad de modelos. ¿Pero qué se debe tener en cuenta a la hora de decantarse por uno u otro?
Primera decisión: modelo estándar o a medida
Los modelos fabricados en serie son mucho más económicos, pero no siempre se adaptan al lugar reservado para el plato de ducha. Baños con formas irregulares, con columnas o paredes que no tengan ángulos de 90 º pueden hacer que los modelos estándar no encajen.
Para espacios complicados, lo ideal es optar por modelos hechos a medida. Si no se desea realizar el desembolso extra que suponen, hay una alternativa: elegir un plato de ducha fabricado en un material que se pueda recortar.
Decidir la mejor forma y tamaño
Cuando no hay problemas de espacio, es posible darse el capricho de instalar un plato de ducha XXL. Pero cuando no es así, conviene tener en cuenta algunos consejos esenciales.
En primer lugar, si el baño es pequeño, es mejor elegir platos cuadrados o semicirculares. Sobre todo estos últimos son los que mejor aprovechan el espacio. En baños grandes no hay ningún tipo de limitación, aunque los platos rectangulares resultan más prácticos.
En segundo lugar, es importante tener en cuenta que si el plato va apoyado solo en una o dos paredes se debe guardar una distancia mínima tanto desde otras paredes como desde sanitarios. De esta manera se facilita la movilidad en el baño.

¿Cuál es el mejor material?
En este aspecto, la elección puede estar determinada por diferentes factores: variedad de diseños, resistencia, adherencia e, inevitablemente, presupuesto disponible.
Si se quiere ahorrar, los más económicos son los platos de ducha de cerámica. Son higiénicos y muy resistentes a productos químicos, aunque son sensibles a los golpes y no suelen llevar tratamientos antideslizantes.
Al igual que ellos, los platos de ducha acrílicos tienen un acabado más clásico y son más asequibles. También son más ligeros y resistentes. Pero, al igual que los cerámicos, la variedad de modelos es limitada.
Por su parte, los platos de ducha de resina y cargas minerales son algo más caros, pero ofrecen ventajas como su diseño moderno, gran resistencia y posibilidad de elegir diferentes colores y texturas. Además, se pueden cortar si es necesario para adaptarlos al espacio.
Cuando se busca un acabado exclusivo, los platos de ducha de piedra son elegantes y duraderos, además de que su superficie es antideslizante. Lo habitual es fabricarlos a medida, por lo que su precio es sensiblemente superior al de otros materiales.

A nivel de suelo o elevado
Un plato de ducha a ras de suelo facilita la accesibilidad y reduce el riesgo de accidentes, pero no todos los modelos se pueden instalar de esta forma. Los más adecuados son los de resina y cargas minerales o los de piedra. Es aconsejable, además que sean extrafinos, para evitar problemas en la instalación por falta de espacio entre el forjado y el sistema de desagüe.
Además de los aspectos mencionados, a la hora de elegir plato de ducha conviene tener en cuenta otros factores también relevantes como es el nivel de adherencia de la superficie, el grosor o la calidad del material. Teniendo en cuenta estas recomendaciones y dedicando algo de tiempo, será mucho más sencillo elegir el plato de ducha ideal para cada cuarto de baño.